Para que una cometa vuele no sirve sólo con lanzarla al aire. Primero, hay que desanudar una gran masa de cuerdas, cada uno por su lado. De vez en cuando se encontrarán, se cruzarán y se volverán a enredar. Es un trabajo difícil, costoso, y en muchas ocasiones se llega al extremo de casi abandonar. Pero, si consiguen pasar intactos por lo peor, podrán coger la cometa y extenderla, admirando cómo esta juega en el aire y el viento la llena. Y con un empujó, la verán flotando bajo las nubes con la suavidad de un beso robado.
Cada vez que pienses en abandonar, mira al cielo y te prometo que verás nuestra cometa intentando besar el cielo.
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