La brisa del mar azotaba la bandera del puesto
de socorrismo. Bandera amarilla, lo que significa que los bañistas deberían nadar
con precaución, y que el mar está perfecto y apetitoso para los surfistas como
yo. Algunos ya están dentro, cogiendo algunas olas en la zona definida por
banderas bicolores, o simplemente esperando a que el servicio de socorrismo
finalice para así poder adueñarse de toda la playa.
Yo no. Yo aún me encuentro en la arena,
disfrutando de los múltiples colores pintados en el cielo. Es mi ritual de cada
tarde, un ritual que años anteriores solía hacer acompañada. Sobre mi tabla,
contemplo maravillada cada matiz: un aro amarillo que rodea la gran esfera
blanca, un amarillo del que a más distancia derivan auroras anaranjadas,
rosadas y violetas entremezclándose caprichosamente bajo un infinito azul que
se extiende sobre nosotros con tonalidades cada vez más oscuras.
Antes solía hacer exactamente lo mismo que
ahora con él, con Iker. ¡Cómo lo echo de menos! Sin él toda esta visión pierde
luz, pierde vida. También noto su ausencia en todo lo demás. Me faltan las
pequeñas cosas que solía hacer rutinariamente, como ofrecernos a todos su
helado con combinaciones de sabores tan raras y típicas en él; sus bromas
cuando a la noche bajábamos a la playa; cómo lograba convencer a todos de que
nos bañáramos en plena noche… Intento alejarme de esos recuerdos concentrándome
en el maravilloso espectáculo. Sonrío al imaginarme qué diría Iker ahora.
-¡Mira! - Gritaba siempre
señalando la estela ambarina que se abre paso sobre el agua. - Ahí está el…
-…
camino hacia el sol. Lo sé.
Siempre decía que ese reflejo era en realidad
un camino que conducía al Astro Rey, y que este lo creaba para que alguien
encontrara la manera de desfilar por él. No obstante, decía, nuestra obligación
no es más que proteger el camino bailando
con las olas.
Demasiada imaginación para alguien que estudia
matemáticas, quizá. Echo de menos sus historias y su visión poética del mundo.
En realidad, echo de menos todo en él. Incluso he llegado a echarme de menos a
mí misma, como si se hubiera perdido una parte esencial en mi vida. Puede también
que esté siendo demasiado dramática. Lo
que sí es verdad es que entre nosotros siempre ha habido cierta electricidad,
mucho más fuerte que la atracción física corriente. Nos conocimos aquí, en el pueblo
donde veraneamos, pero dio la casualidad de que vivíamos en la misma ciudad. Desde
entonces hemos compartido experiencias inolvidables, hemos acariciado el placer
de tener a alguien con quien contar, nos hemos amado el uno al otro y… todo eso
ha terminado. Hemos roto, pero no porque el amor se acabara, aún nos seguimos
queriendo con la misma intensidad. Tampoco lo hemos dejado por infidelidad ni
mera rutina. Iker se ha ido. Es por eso por lo que no estamos juntos.
Me dijo
que, a pesar de su difícil situación económica, le había surgido la ocasión de
finalizar sus estudios en Copenhague.
-Podría
decirte que me esperaras, -
me dijo- pero sería
injusto y absurdo.
Estuve y estoy de acuerdo con él. Así es Iker,
siempre sabe qué es lo correcto, siempre da con la solución adecuada sea cual
sea la situación. Sin él, el verano aquí ya no es lo mismo.
De hecho, todo a mi alrededor se ha
desmoronado. Por un lado, está la desintegración del grupo. Jon, el alma de toda fiesta (siempre decimos
que tiene su propia fiesta dentro de su cabeza y que por eso anima todas las
demás), nos ha contado que éste es su
último verano con nosotros, que su padre está en paro y que no va a poder
seguir pagando el alquiler del apartamento. A Paula y a Sara ahora les ha dado
por juntarse con unos yonkies de la urbanización de al lado. Estoy
segura de que esos tíos no conocen la
luz de sol, que se mueven por la noche como vampiros zombies intentando comerles
el cerebro a personas vulnerables, maleables
e ingenuas, como mis dos amigas.
Por otro lado, están los repugnantes problemas
amorosos. Cómo los odio. Siempre me han parecido absurdos, innecesarios,
destructivos. Asier, el amor platónico de mi mejor amiga Katia, ha intentado
besarme la otra noche en la fiesta de la playa. El muy idiota se había enterado
de mi reciente soltería y había decidido aprovecharse de la situación, por si
había suerte. Imbécil. Lo digo en serio, cómo odio estas estúpidas situaciones.
Ahora Katia no me habla porque dice que todo fue culpa mía. Cómo no, más
dramatismo al asunto. Ayer le oí decir a sus padres algo a cerca de vender el
apartamento e irse a veranear a otro lugar. Genial, este verano está siendo
genial. Absoluta y fantásticamente genial.
Así que aquí estoy, sola, mirando cómo las olas
más pequeñas rompen cerca de la orilla y extienden sus lenguas espumosas sobre
la arena. Bueno, al menos el mar sí que sigue aquí, como siempre, esperándome y
siéndome leal. Sin ninguna intención de abandonarme.
La melodía de megafonía suena a través de los
altavoces y una voz advierte que el puesto de socorrismo cierra por hoy y que
se recomienda a los bañistas retirarse del agua para impedir accidentes.
Por fin, mi turno. Saco de mi neceser un
pintalabios de color frambuesa y me lo aplico por mis finos labios.
- ¿Por qué
siempre te pintas los labios antes de hacer surf? - Me preguntó Iker
cuando empezamos a conocernos.-
Por provocarme no, desde luego. Ya lo hacías antes de conocerme.
- Pues… porque
estoy segura de que llegará el día en el que bese la gran ola de mi vida, y
quiero que ese beso esté lleno de color. El mejor beso de mi vida.
Guardo el neceser debajo de la toalla y me
dirijo con mi tabla al agua. A bailar.
Me encanta ese momento de contraste lleno de frescor que surge cuando me
sumerjo en cuanto el agua me llega por encima de las rodillas. Nado más al
fondo y empiezo a adueñarme de algunas olas que se acercan con rapidez. No está
mal. Veo que hoy la corriente está pegando fuerte. Apenas hay bañistas en toda
la zona por lo que todos tenemos el sitio suficiente para movernos con
libertad. Todos marcamos la misma coreografía.
Esperamos a que nuestro objetivo se acerque lo suficiente, damos brazadas
rápidamente hacia él antes de que llegue para llegar primero y poder surfearlo.
Conseguido. Cuando se acerca lo suficiente, doy brazadas lo más rápido posible
dirección a la orilla. La ola se levanta
y yo me levanto a su vez sobre la tabla justo encima de la cresta. Esta me
impulsa hacia delante y, allí, en medio de la ola, cuando ésta ya ha roto, dejo que me impulse hacia la
orilla.
Nunca me siento tan libre como en estos
momentos, cuando todo parece desaparecer. Sólo estamos yo, el mar, y mi tabla.
Sólo veo el azul del agua, sólo huelo la sal de ésta, sólo siento la brisa en
mi cuerpo y mechones mojados pegados a mi cara. Todo es perfecto.
Me tumbo sobre mi tabla y nado de nuevo mar a
dentro. Una vez allí, espero. Una ola se acerca. Su tamaño aumenta con rapidez
y se acerca velozmente. Sonrío. ¿Puede que sea…? ¿Y si es demasiado para mí? No
llevo mucho tiempo surfeando, tan solo unos pocos años y… ¿estaré preparada? No
hay tiempo. Ahora o nada. Comienzo a nadar rápidamente. Mi corazón late
salvajemente. Está cerca. Casi me olvido de respirar. Cuando está a punto de
alcanzarme, rompe, y con un rápido movimiento, me levanto y dirijo mi tabla a
un lado, situándome dentro del túnel azul. ¡Lo he conseguido! No me lo puedo
creer. Estiro un brazo para acariciar la pared de agua mientras la ola me
impulsa fuertemente. El agua salpica y me roza la cara: los pómulos, los labios… Lo estoy haciendo. Estoy
besando la ola. Puede que ésta sea la que durante tanto tiempo he estado
esperando. Es mía. Totalmente mía.
La ola está a punto de terminar de romper
cuando veo que algo se aproxima rápidamente desde el otro lado. O no. ¿Qué
demonios es eso? Antes de que pueda hacer nada, esa cosa choca contra mi tabla tirándome justo donde el agua me golpea,
me sumerge y me hace dar vueltas sin control…
***
Me despierto escupiendo agua sin parar. Intento
coger aire sonoramente. ¿Qué narices ha pasado?
- Eso es,
escúpelo. Vamos.
Miro a esa persona sonriente que me ayuda a
incorporarme.
-¿Pero qué…?
-Shhh…
Tranquila. Ya hablaremos luego. ¿Estás bien?
Me tiro al suelo de nuevo, exhausta, con los
ojos cerrados.
-Creo que
sí. ¿Qué es eso que ha chocado con mi tabla?
- Unos que
estaban por aquí han visto lo que ha pasado y me lo han contado. Al parecer te
ha tirado una tabla con motor, al dueño se le ha escapado y… ya sabes.
Gruño molesta. Todo estaba saliendo a la
perfección.
-Bueno y… -sigue diciendo
Iker mientras acariciaba mi labio inferior quitándome restos de pintalabios. - ¿Qué tal ha sido
ese beso?
Sonrío sin abrir aún los ojos.
-Alucinante.
Me ha encantado, de verdad, increíble!!
ResponderEliminarMe estoy empezando a enganchar a tus relatos jajaja por ahora este es mi favorito sin duda. En un relato me has hecho conectar con la protagonista como si llevase capítulos leyendo, me has hecho echar de menos a Iker casi tanto como ella jijiji y el final genial.
Hola Aquelarre de libros, muchas gracias por tu comentario. Me alegra muchísimo que te haya gustado y me parece curioso que lo haya hecho más que los anteriores: no me quedé muy convencida cuando lo corregí. ;) Una vez más, gracias por leerme y por regalarme estos comentarios.
EliminarMe parece un estilo tan dulce y cuidado el tuyo, me gustaría leer más cosas tuyas.
ResponderEliminarTe invito a la iniciativa Reflejos de mi Blog, donde pretendo hacer un listado de Blogs literarios para que sean más accesibles para todos.
http://inkwand.blogspot.com.es/p/reflejos.html
Besos de tinta
Gracias por u opinión, Morgana Inkwand, me alegra de que te guste mi froma de escribir. Investigaré la iniciativa cuando pueda :)
EliminarHola: un relato fantástico. Acabo de descubrir tu blog y me gusta mucho la variedad de temas que tratas en relación con los libros. En este momento tengo un blog dedicado a los jóvenes y nuevas tecnologías que te invito a visitarlo: http://cativodixital.blogspot.com.es/ . Si quieres seguimos en contacto. Yo ya me hice seguidora de tu blog.
ResponderEliminarHola :) Me alegra mucho que te guste. Muchas gracias por ser seguidora, ahora mismo pienso visitar el tuyo ;) ¡Un beso!
EliminarMe ha encantado, primero la descripción de unos sentimientos rotos por la soledad, después la alegría de la libertad, la emoción de la caída en el mar para acabar con un espectacular reencuentro. Admiro lo bien que escribes.
ResponderEliminarLeer tu comentario ha sido un gran subidón de adrenalina. Muchas gracias por tu comentario, me alegra mucho que te haya gustado el relato :)
EliminarHola ^^, soy Himeko, de la iniciativa granitos de arena ^^, te aviso de que ya te sigo ^^
ResponderEliminarSaludos n.n
Hola Himeko ^^ Gracias por seguirme y encantada de seguirte a ti ;)
Eliminar¡Hola guapa! Me ha encantado :D
ResponderEliminarSobre todo la parte del pintalabios y el beso. Jamás me hubiese imaginado algo como eso. Es la frase que más me ha gustado, sin duda. Me ha sorprendido muchísimo.
Enhorabuena preciosa!
Sigue así ^^
¡Un besazo!
¡Hola Sara!
EliminarMuchísimas gracias, me alegra muchísimo que te haya gustado, sobretodo cuando eres tú la que escribes unos relatos tan impresionantes :)) ¡Gracias por tu comentario, nos leemos!
Sin duda muy bello! me gusta encontrar de vez en cuando blog con relatos, me pondre a intrusear un poquito!!!
ResponderEliminarya tienes nueva seguidora! besos <3
¡Cuanto me alegro! Muchas gracias por quedarte y espero que disfrutes con los relatos y demás escritos :)
EliminarHola, ¿cómo estás? Tienes un blog muy interesante, me encantará quedarme aquí. Lo que he leído me ha gustado mucho.
ResponderEliminarVengo de la iniciativa granitos de arena :) Me he sumado ya a tus seguidores. Y estaré encantada de recibirte por mis blogs.
Un abrazo,
Eva.
Hola :)
ResponderEliminarLa verdad es que tiene buena pinta este relato, estaré atenta a ver si van apareciendo mas ^^
Un beso infinito,
La Mitad de tu Sonrisa ∞
Gracias :)
EliminarYo también pertenezco a la
ResponderEliminarIniciativa de blogs y desde ahora te sigo¡¡
genial reseña y fabuloso blog¡¡¡
nos leemos¡¡¡
Hola, me ha gustado mucho el relato. me quedo por aqui y espero verte pronto por mi blog, besos.
ResponderEliminar¡Hola! Me alegra mucho que te haya gustado, me pasaré por tu blog en seguida ;)
EliminarHola! Enhorabuena me ha gustado muchísimo!!
ResponderEliminarYa me quedo por aqui!
Por cierto pertenezco a la iniciativa blogs asociados, te dejo mi blog por si te apetece hacer una visita!!
http://lastresletrasdepam.blogspot.com.es
Hola! Gracias por quedarte por aquí, en seguida me paso por tu blog :) Me alegra que te haya gustado el relato, muchas gracias por compartir tu opinión!
EliminarQue lindo relato, me encanto. Me hiciste sentir las olas, el mar. ¡Queria ir un rato! "Quiero besar la gran ola de mi vida, quiero que este beso este lleno de color". Uno por lo general cree que no puede estar preparado para ese tipo de cosas, que solo pasen y ya, pero que lindo seria estar listo para esos momentos únicos. Voy a seguir visitando tus historias. Gracias por el lindo momento. ABZ!
ResponderEliminarHola! Jo; me alegra muchísimo que te gustara tanto el relato y que, como dices, sintieras las olas. Muchas gracias por tu comentario y por mostrar interés en mis relatos.
EliminarNos leemos!
Me gustó mucho. Huele a mar, a playa, a arena, a relaciones humanas intensas en las playas del verano, a espíritu surf. Después de leerlo, quiero mar!!!
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